27 de Noviembre: El Día en que todo vuelve a latir.
- Vicente Martín López (Vizenzo)
- 28 nov
- 3 Min. de lectura
Un homenaje a mi padre, a su cumpleaños… y a Duende, que hoy nace en su honor. Hoy, 27 de noviembre, es un día distinto. Un día que siempre tuvo un brillo especial, un día que olía a celebración, a abrazo fuerte, a sonrisa de las que sostienen el alma.
Era el cumpleaños de mi padre. El hombre que me enseñó a caminar, a mirar la vida con humildad y a buscar, incluso en los días difíciles, la parte buena. El que me enseñó que los sueños no se buscan por ambición, sino por amor.
Hoy sería su cumpleaños. Pero este año es distinto. Es mi primer 27 de noviembre sin él. La primera vez que no puedo llamarlo, ni oír su risa, ni ver su forma tan suya de alegrarse por las pequeñas cosas. Y a pesar del vacío, hay algo que hoy vuelve a latir.
Un día que él eligió sin que yo lo supiera A veces la vida tiene formas curiosas de hablar. De unir caminos. De decir “sigo aquí”.
Hoy también se presenta Duende. No pensé en fechas, ni en símbolos, ni en coincidencias. Pero el destino sí. Porque un proyecto que nace desde el corazón, un proyecto que habla de historias, de magia, de raíces y de duendes… no podía presentarse en un día cualquiera.
Tenía que ser hoy. Tenía que ser su día.
Y yo lo siento. Lo siento de verdad: mi padre está detrás de esto. Él es el duende de mis sueños, el que me empuja sin que lo vea, el que me guía cuando miro a la sierra y siento ese impulso leve, pero firme, que me dice: “Hazlo. Yo estoy contigo”.
Hoy la Alpujarra late diferente Hoy, la sierra, sus vientos y sus caminos parecen hablar. Hoy la montaña acompaña. Hoy los duendes —los invisibles, los que escuchan, los que cuidan— están especialmente despiertos.
Los duendes de la vida, los del corazón y el mío, el que más echo de menos, el que más necesito, el que nunca desaparece.
Duende se presenta hoy no porque yo lo decidiera, sino porque él lo habría querido así: que las historias se escucharan, que la gente sonriera, que la tradición siguiera viva, que otros encontraran paz donde él también la encontraba.
Mi padre sigue aquí sigue en cada paso que doy con este proyecto. Sigue en cada niño que leerá una historia. En cada familia que sonreirá al verse reflejada en un relato. En cada abuelo que recordará algo al escucharlo. Sigue en los duendes de la sierra. En el viento que a veces parece empujar. En ese impulso interno que te dice “hazlo bien, hazlo con cariño, hazlo con verdad”.
Sigue en mí, aunque hoy duela. Aunque hoy su ausencia sea un nudo. Aunque hoy, más que nunca, necesite decirle: Feliz cumpleaños, papá. Gracias por tanto. Gracias por seguir siendo mi fuerza incluso desde donde estás.
Duende nace hoy por ti y para ti. No es casualidad. No es coincidencia. Es destino. Es amor. Es la vida susurrando que los lazos verdaderos no se rompen nunca.
Hoy nace Duende, y con él nace una nueva forma de recordarte: a través de la magia, de las palabras, de la gente, de la sierra, de los corazones que siguen latiendo con fuerza.
Tu cumpleaños será siempre un día especial. Pero desde hoy será también el día en que Duende comenzó… …y el día en que tú volviste a estar aquí.
A ti, papá Gracias por seguir acompañándome. Gracias por los valores, por la ternura y por esa forma tan tuya de ver el mundo. Gracias por enseñarme que cuidar a los demás es una forma de amar.
Hoy te echo de menos más que nunca. Pero también te siento. En cada palabra, en cada paso, en cada historia que hoy compartimos.
Este blog, este día y este proyecto… son para ti. Feliz cumpleaños, papá. Sigue guiando mis pasos. Te quiero.




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